La depresión o la vida
"Mi padre era un fiera al ajedrez. Fue el que me enseñó. Siempre jugaba sin la reina. Solo una vez
conseguí ganarle teniendo él todas las piezas. Y me retiré, nunca más quise jugar contra él.
Ganarle fue algo fuera de lo común. A día de hoy sigo pensando que me dejó ganar, pero bueno,
él era así. En una de esas partidas, yo lo estaba machacando, solo le quedaban unas pocas
piezas importantes y el rey. Yo estaba muy crecido, hasta me permití el vacilarlo. Él tranquilo,
como siempre. Le pregunté como estaba así si se veía muy claro que yo iba a ganar y me dijo
algo que en ese momento pasé por alto pero que recordé estos últimos meses: la partida no se
acaba hasta que el Rey se rinde. Ya puede haber perdido a muchas piezas importantes, incluso a
la reina, pero mientras siga en pie el juego continua. Y a veces, los peones, quienes parecen los
menos importantes, son lo que te hacen ir hacia adelante. “Aplícatelo en la vida” me dijo. Pocas
jugadas después me hizo jaque mate.
Este momento nunca lo compartí con nadie, nunca volvimos a hablar del tema.
Hoy en día, después de unos meses de mierda, de haber estado en un pozo inmenso, entiendo
esa conversación. Cada uno de nosotros somos el rey de nuestra partida, y que por mucho que
perdamos a gente importante por el camino, el juego no se termina mientras sigamos en pie,
rodeado de otros que nos protegen, aunque sean “simples peones”.
Estas vacaciones y este cumpleaños han sido una especie de catarsis personal. Y es gracias a un
grupo de personas (además de mi madre, mi hermana, mi cuñado y mi sobrino) el que hoy esté
feliz, tranquilo y orgulloso conmigo mismo. No voy a nombrarlas aquí, porque también aprendí
que es muy importante la comunicación con los demás, así que se lo diré en persona.
THE KING’S STILL ALIVE"
Este texto lo escribí el día de mi cumpleaños, el primero que paso sin mi padre. No lo hice con ningún tipo de motivación especial, al igual que estoy escribiendo esto ahora, simplemente por la necesidad de dejar salir los pensamientos que se me escapan del pecho.
La verdad que nadie está preparado para pasar por un proceso así, como tampoco lo estamos para hablar de la depresión sin ayuda. Reconozco que sigo en ella, y hay algo dentro de mi que piensa que seguirá aquí conmigo para siempre, Habrá momentos y épocas mejores en el futuro, de eso estoy convencido. Es imposible, aunque a veces pensemos que sí, que todo siempre vaya mal. Pero la depresión es como esa comida que no le hace bien a tu salud pero que durante un rato te hace sentir bien. Tenerla es una de las peores cosas que le pueden pasar a una persona, pero, y aquí explico el símil con la comida, llega un punto que se vuelve un lugar al que acudir para sentirte seguro, un sitio donde no es necesario afrontar los problemas, un agujero donde ni siquiera el tiempo parece importar. Es un arma de doble filo, te sientes bien en tu pequeño hoyo, en ese lugar apartado de los demás; pero también es peligrosa, aunque la hayas dejado atrás, aunque estés saliendo, siempre estará ahí incitándote a volver cuando pienses que la realidad te sobrepasa. Te mira con los mismos ojos con los que tu hijo te mira cuando te vas a trabajar, esa mirada que te pide que vuelvas, sabiendo que estará ahí cuando decidas volver.
Con todo esto no quiero decir que no luche, es algo que hago a diario. Y tengo claro que la depresión es algo que se puede superar y no volver a caer. Pero hay que ser realista y asumir que es un proceso que no se puede hacer en un día ni en una semana. Quizá ni en un mes ni en un año. Es una lucha diaria, de pequeños pasos, donde el siguiente siempre es el más importante.
Algo que también aprendí estos últimos meses, y que intento cuidar cada día tanto como a mi mismo, son las relaciones personales con nuestro círculo más íntimo, De verdad, cuidad a las personas que son importantes para vosotros, ya sea la familia, los amigos, la vecina o el cartero. Ellos son los que os van a lanzar la cuerda para que podáis salir del pozo cada vez que os caigáis. Creo que es necesario expresar con palabras a esas personas lo que significan para nosotros. Es importante luchar por uno mismo, pero también hacerlo por esa gente que son las primeras en estar cuando decimos "no estoy bien". Por eso creo que Sanderson ha sido tan bien recibido, ya no solo por la gente amante de la fantasía, si no por muchísimas personas que han visto plasmadas en sus libros muchas vivencias y problemas que se pueden extrapolar a la vida real. Kaladin no sería el mismo sin el apoyo del Puente 4. Al igual que ellos, las cargas son más llevaderas en compañía. Buscad a vuestra cuadrilla del puente, y os garantizo que todo irá mucho mejor
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